Al ser las agencias gubernamentales las estrictas vigilantes de los negocios de compra y venta de acciones a través de las Bolsas de valores, las compañías que cotizan deben cumplir con ciertos requerimientos para proyectar confianza en los inversores y en el sistema mismo.
Es un mundo complejo donde se involucran clientes inversores -individuos, compañías e instituciones- con muchas ganas de duplicar su capital existente, expertos corredores de bolsa que hacen de asesores financieros, analistas capaces de pronosticar el alza o baja de acciones de una empresa a la que ya han investigado con todos sus pro y contras, gestores de fondos y todo en el marco de un mercado bursátil.
Obviamente, es mucho lo que se puede ganar o… perder, ese el riesgo que corren los inversores. Ellos hacen sus movimientos de acuerdo a cuáles empresas son las que cotizan y hasta cuánto pueden aumentar su valor con una buena reputación comercial en los mercados internacionales.
Qué empresas cotizan en la Bolsa
Se da por hecho que son ganadoras -financieramente hablando-, pero eso no es suficiente, también es necesario demostrarlo y para ello, las agencias reguladoras exigen la rigurosa presentación de informes de ganancias.
Tales reportes se muestran a la luz pública cada tres meses o cada año. Es un requisito infaltable que da un mínimo indicio de rentabilidad a los futuros inversores. Nadie compra una acción de tal o cual compañía, sin antes asegurarse que tiene un buen nivel de estabilidad y claro, mucho potencial de generarle buenos dividendos a largo plazo.
Las empresas con una rentabilidad (comprobada) ininterrumpida, a lo largo de muchos años son las aprobadas para cotizar sus bonos o acciones en la Bolsa de valores.
Sin embargo, eso no deja por fuera a las nuevas -que pueden ser vistas por los analistas bursátiles- con un gran potencial de crecer. Las excepciones siempre existen y si se trata de negocios innnovadores relacionados a la tecnología, hay que tenerlas en cuenta, luego de evaluar sus posibilidades de ser parte de la rentable élite ganadora.
Las acciones de empresas públicas o privadas destacadas en la industria de automóviles, energía, productos químicos y finanzas son las favoritas en los principales mercados. Son las del tipo vital para que la economía de un país siga desarrollándose y son líderes en las tendencias globales.
Veamos sólo el sector de energía del que se derivan otros subsectores. En el campo energético hay multinacionales que investigan dónde hay petróleo, otras corporaciones lo extraen, otras lo transportan y la cadena sigue hasta las refinerías encargadas de procesar el petróleo, sin olvidar a las que lo convierten en muchos productos.
Esos productos finales son comercializados por empresas en cada rincón del mundo. Todas y cada una de las compañías están vinculadas a la industria de la energía, pero no todas llegan a cotizar sus acciones en el mercado de valores.
Una pequeña marca consolidada -con proyecciones de expansión más allá de su región- tiene buena oportunidad de colocar sus acciones y estar con los grandes nombres, que incluso hacen lo posible por diversificarse, según los cambios en las tendencias de los consumidores.
Alcanzar un lugar en alguno de las grandes stock markets como la Bolsa de Nueva York (en Walk street), Nasdaq, la bolsa de Tokyo o la de Londres es la aspiración de muchas empresas, que luego tienen como reto mantenerse vigentes en ese mundillo de compra y venta de títulos.